Filósofo, matemático y científico francés. Desarrolló una breve carrera militar, que abandonó para dedicarse a la filosofía, disciplina en la que se desempeñó toda su vida. Dejó un legado extraordinario, al haber creado el método deductivo y la geometría analítica, entre otras cosas. También fue el fundador del racionalismo, y logró influenciar a las generaciones posteriores. Su obra más conocida es "Discurso del método" (1937).
Abrir la mente
Nació el 31 de marzo de 1596 en La Haye, Turena (Francia). Se crió en el seno de una familia de la baja nobleza, siendo el tercer hijo de Joaquín Descartes -jurista- y de Jeanne Brochard -quien murió cuando él tenía un año-.
Se formó en el colegio de jesuitas de La Flèche, entre 1606 y 1614, donde estudió la ciencia y la filosofía de su tiempo. Luego inició sus estudios de derecho en la universidad de Poitiers. En 1618 comenzó a servir como voluntario en el ejército de Mauricio de Nassau, príncipe de Orange, y en 1619 en el del duque de Baviera. Pero abandonó su carrera militar para adentrarse a la filosofía, su nueva vocación.
En 1628 viajó a Holanda, donde vivió hasta 1649. De ahí se fue a Suecia, donde fue llamado por la Reina Cristina, una gran admiradora suya. Allí murió a los pocos meses, el 11 de febrero de 1650, víctima de una afección pulmonar. Su cuerpo fue trasladado a París en 1666.
Descartes ha dejado un legado extraordinario. Fue el padre del mecanicismo, aplicó las matemáticas a las ciencias y a la filosofía. También creó el método deductivo, la geometría analítica y, entre otras cosas, introdujo un sistema de coordenadas, llamadas cartesianas en su honor.
Además fue el fundador del racionalismo. Logró influenciar en las generaciones posteriores, debido a que su obra marcó un antes y un después en la historia del pensamiento, consiguiendo dejar el camino abierto hacia una concepción moderna del mundo.
Con su célebre frase "pienso, luego existo", afirmaba como verdad evidente la existencia del propio yo, certeza sobre la que basó toda su obra. Descartes fue considerado el filósofo de la duda porque pensaba que, dentro de la investigación, había que rehusarse a confirmar todo aquello de lo que fuera posible dudar racionalmente.
Entre sus principales escritos se destacan: "Discurso del método" (1637), acompañada de tres pequeños tratados: "Dióptrica", "Meteoros" y "Geometría"; "Meditaciones metafísicas" (1641), "Principios de la filosofía" (1644), "Tratado de las pasiones (1649), "Tratado del hombre y de la formación del feto (1668) y "Reglas para la dirección del espíritu" (1701).
En definitiva, Descartes es considerado el padre de la filosofía moderna. De hecho los principales filósofos que lo sucedieron se han dedicado a estudiar sus teorías, tanto para desarrollar sus resultados como para refutarlo.
PIERRE DE FERMAT
(Beaumont, Francia, 1601 - Castres, id., 1665) Matemático francés. Poco se conoce de sus primeros años, excepto que estudió derecho, posiblemente en Toulouse y Burdeos. Interesado por las matemáticas, en 1629 abordó la tarea de reconstruir algunas de las demostraciones perdidas del matemático griego Apolonio relativas a los lugares geométricos; a tal efecto desarrollaría, contemporánea e independientemente de René Descartes, un método algebraico para tratar cuestiones de geometría por medio de un sistema de coordenadas.
Diseñó también un algoritmo de diferenciación mediante el cual pudo determinar los valores máximos y mínimos de una curva polinómica, amén de trazar las correspondientes tangentes, logros todos ellos que abrieron el camino al desarrollo ulterior del cálculo infinitesimal por Newton y Leibniz. Tras asumir correctamente que cuando la luz se desplaza en un medio más denso su velocidad disminuye, demostró que el camino de un rayo luminoso entre dos puntos es siempre aquel que menos tiempo le cuesta recorrer; de dicho principio, que lleva su nombre, se deducen las leyes de la reflexión y la refracción. En 1654, y como resultado de una larga correspondencia, desarrolló con Blaise Pascal los principios de la teoría de la probabilidad.
Otro campo en el que realizó destacadas aportaciones fue el de la teoría de números, en la que empezó a interesarse tras consultar una edición de la Aritmética de Diofanto; precisamente en el margen de una página de dicha edición fue donde anotó el célebre teorema que lleva su nombre y que tardaría más de tres siglos en demostrarse. De su trabajo en dicho campo se derivaron importantes resultados relacionados con las propiedades de los números primos, muchas de las cuales quedaron expresadas en forma de simples proposiciones y teoremas.
Desarrolló también un ingenioso método de demostración que denominó «del descenso infinito». Extremadamente prolífico, sus deberes profesionales y su particular forma de trabajar (sólo publicó una obra científica en vida) redujeron en gran medida el impacto de su obra.